domingo, 24 de febrero de 2019

La cruz del Grao

La cruz del Grao
«En el camino había preciosas fincas con jardines y campos bien cuidados, destacando la Casa de la Arboleda, junto al Convento de San Juan de Ribera, perteneciente a la Orden de los Franciscanos Descalzos. Cercana al Grau se encontraba la Alquería del Platero, y a mitad del camino la del Famós, también llamada de la Cruz, por estar junto a la que existe allí y que según Carreres Zacarés fue reconstruida por Martín Llobet, quien también intervino en el cimborio de la Catedral de Valencia y en el Micalet.
 

Esta cruz estuvo cubierta y policromada en origen. Su reconstrucción comenzó a finales de 1422, pero su antigüedad se remonta al año 1381, en el que Bernat Sicard, encargado de obras de la ciudad, libró 6000 sueldos para la construcción de esta cruz y otras como las de Mislata o la de la Conca, Moncada y Picassent, y que según Boix son recuerdos de los asentamientos de las tropas de Jaume I durante la conquista de Valencia».
 
Crónicas del Marítim
 
Joaquim Díez Pérez 
 
«La Creu del Grau que da nombre a uno de nuestros cinco barrios, concretamente al comprendido entre avenida del Puerto y Baleares y entre Manuel Candela y Serrería, es la cruz o hito que separaba los términos municipales de Valencia y del Grao en los tiempos forales y en realidad hasta la anexión de los Poblados Marítimos a la ciudad. Desde luego, es la pieza artística más antigua del barrio, ya que es contemporánea de las Atarazanas del Grao.
 

 http://valenciadesaparecida.blogspot.com/2012/09/cruz-camino-del-grao-en-los-anos-40-el.html
 
Como las demás cruces de término clásicas que podemos ver en los accesos a Valencia, esta se sabe que estuvo protegida por un edilicio o cubierta de tejas. Lo que ocurre es que al cambiar de trazado el camino que unía la ciudad con el puerto, la cruz sufrió cambios, desplazamientos y daños.


Cortesía de Verum Valentia

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Cortesía de Verum Valentia

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 https://museo.levanteud.com/2019/04/03/los-estadios-del-levante-f-c/
 
 
Subida por Irene Terrasa González a VAHG

La cruz de piedra original se perdió hace mucho tiempo y su actual factura de forja data del siglo XIX. La cruz radiante está sustentada por el escudo de la ciudad. Las imágenes han sido reconstruidas y restauradas en tiempo moderno, la última vez en los años sesenta, y lo que presenta más autenticidad medieval es el basamento de piedra, de formato octogonal, que está deteriorado por el paso del tiempo y ahora casi oculto por la vegetación del jardincillo. En cuatro de sus ocho lados, el remate del fuste presenta santos situados por encima de escudos con las barras de Aragón coronada».
 
Las Provincias

 

domingo, 17 de febrero de 2019

El Rabachol. El Ravachol

El Rabachol

«El día 21 de abril del año 1892 se verificó la bendición del material móvil y fijo del tranvía de vapor de Valencia al Grao, y la línea se abrió al servicio público al siguiente día 24. Los trenes salían cada diez minutos. El precio del billete era de quince céntimos tanto en el interior de los coches como en el imperial, y los trayectos del camino costaban diez céntimos. 

 
El Rabachol circulando por una calle del Marítimo. Circa 1895
 
Archivo de Rafael Solaz 
 
El tranvía de vapor adquirió pronto gran popularidad. A ella contribuyó, aparte de la competencia que venía a establecer en los medios de transporte y el gran número de personas que lo utilizaban, las desgracias que producía a su paso. La mayor parte de ellas obedecían a torpeza o descuido de los transeúntes y viajeros, que no se daban cuenta de que la línea era realmente un ferrocarril de vapor y transitaban por delante de él, subían y bajaban con la misma falta de precauciones como si se tratara de un tranvía de tracción animal.

 El Rabachol
 
Colección Díaz Prósper
 
https://valenciablancoynegro.blogspot.com/2014/01/el-ravachol.html
 
Varios choques con tranvías de la Valenciana en los cruces de las dos líneas, algunos de ellos con elevado número de víctimas, y el atropello de carros y otros vehículos acabó por convertir en siniestra su popularidad. Y el pueblo valenciano, con esa predisposición innata para la sátira y para convertir en burla o donaire hasta los más tristes y lamentables acontecimientos, aplicó en seguida al tranvía de vapor un mote, mote burlón y agresivo que hizo fortuna y por el cual se le designó y se le conoció siempre. Ocupaba entonces la atención de la prensa y del pú­blico ávido de informaciones truculentas, el nombre de un criminal que actuaba en Francia y al que sus crímenes y fechorías hicieron famoso. Se llamaba Rabachol.
 
 

 El Rabachol
 
El pueblo valenciano ya tuvo bastante: llamó "Rabachol" al tranvía de vapor que tantas muertes y atropellos cometía. Y extendió el mote, en diminutivo, sólo por pertenecer a la misma Compañía, a los pequeños coches de tranvías que, tirados por un caba­llejo y con el distintivo de una banderita encarnada los de la línea Tetuán-Aragón y otra amarilla los de Ruzafa-Cuarte ­Serranos', se paseaban pacíficamente, pintorescos y enternecedores por las calles de la Ciudad de aquel tiempo.
 
 
El Rabachol entrando en La Alameda. 1892
 
Acuarela de A. Ramón
 
Archivo de Esteban Gonzalo
 
 https://valenciablancoynegro.blogspot.com/2017/10/el-ravachol-llego-en-1892-la-playa-del.html

Así como a la otra Sociedad de tranvías se la llamó, abreviando su nombre, La Va­lenciana, a ésta apenas se le llamó La General, porque las gentes bautizaron inmediatamente a sus tranvías con los nombres, a la vez estigma y remoquete, de "El Rabachol" y El Rabacholet. Así se llamaron y fueron conocidos hasta su desaparición».

http://railsiferradures.blogspot.com.es/
 

domingo, 10 de febrero de 2019

La fábrica de carbón Ballesteros

La fábrica de carbón Ballesteros

«Todo lo que es el inicio de La Malvarrosa, desde el final de Doctor Lluch hasta la Avenida de la Malvarrosa - incluyendo también el primer tramo de Padre Antón Martín- son unos terrenos que durante 50 años fueron ocupados por una fábrica de aglomerados de carbón. 


Vista de la fábrica desde la actual calle Padre Antón Martín

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Vista aérea de la zona

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Ahora, prácticamente en su totalidad, la gran parcela está ocupada por el Residencial Malvarrosa, y limita por el este con el colegio Cavite. 


ABC

En enero de 1992 fue derruido el chalet que en su origen estaba destinado a vivienda del director de la fábrica.

De 1916 a finales de los años 50, esa fábrica era lo que identificaba al barrio, sirviendo de contrapunto a los jardines de Robillard.


Vista frontal de la fábrica

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Recolectando nardos para la fabricación de perfumes

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Cuando en 1916 viene a Valencia don Ceferino Ballesteros y Alba a comprar los terrenos en los que edificar su fábrica el dueño es Mariano Cuber Sagols. El mismo que entre enero y marzo de 1919, dio el visto bueno a la situación sanitaria de la fábrica, como alcalde de Valencia.


Mariano Cuber Sagols


La fábrica de briqueta de carbón era filial de otras dos que había en Barcelona y en Tarragona y en 1916 se presenta en el Ayuntamiento el proyecto, con un diseño firmado por el ingeniero José Igual y el arquitecto Víctor Gosálvez Gómez.


Víctor Gosálvez Gómez




Interior de la fábrica

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Estaba rodeada por tres vías férreas: la de la Central de Aragón (vía Xurra), la del trenet y la del Puig. Esta última extendía sus ramales por el recinto interior de la fábrica, y a su salida empalmaban con las otras dos. En la calle doctor Lluch confluían la del Puig y la Xurra, que tenían allí unos muelles de descarga.


Paso a nivel del trenet (La Cadena) y a la derecha se puede ver la caseta 
del guardagujas de la Vía Churra

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La vía del Puig (o pedrera) a su paso por la calle Cavite

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El grueso de la producción de briquetas o bloques de carbón aglomerado se destinaba a las máquinas de vapor, sobre todo de la Renfe, con la que tenía establecido un contrato. Todos los habitantes de La Malvarrosa estaban empleados entre los jardines de Robillard, la huerta y la fábrica de Ballesteros.


Los trabajadores de la fábrica

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Los comedores

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Don Ceferino encargó al mismo arquitecto de la fábrica que le construyera su vivienda allí mismo, aunque no adosada a la fábrica, sino algo más distanciada, intentando aislarse del ruido y del polvo.


Vista aérea de la zona de almacenaje

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La zona de almacenaje, a la que los niños del barrio llamaban "la alambrada"

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En el exterior de la fábrica, practicamente toda la manzana entre la Avenida, Cavite, Río Tajo y San Rafael era un almacén al aire libre, lleno de residuos, grandes bloques de pegamento para elaborar los paneles de aglomerado y briquetas apiladas.»

Historia de la Malvarrosa

Antonio Sanchis Pallarés

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