domingo, 10 de diciembre de 2017

Antiguo Mercado del Cabanyal

Antiguo Mercado del Cabanyal

«El Cabanyal (Canyamelar, Cabanyal y Cap de França) logró su plena autonomía en 1837, formando el pueblo que durante 60 años se conocería como Poble Nou de la Mar, nuestro pueblo.



El Pueblo Nuevo del Mar en 1883. Aparece dividido en los tres barrios tradicionales de Cabañal, Cañamelar y Punta de Francia

https://es.wikipedia.org/

Una de los primeras preocupaciones de sus autoridades fue la de construir un mercado que ofreciera un buen servicio a su población. Porque ya desde 1833 y durante los primeros años de la independencia, el pueblo, que no tenía un mercado en condiciones, se veía precisado a comprar en unos mercados ambulantes, al aire libre y sin ninguna clase de instalaciones sólidas, sino desmontables. Concretamente, las autoridades habían establecido tres puestos de venta, uno en cada “partida”.

Los del Canyamelar podían ir a las “atarazanas viejas, apoyado a espaldas de las casas Tabernas junto al Rihuet vara y media adentro de la esquina”


Atarazanas

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.Los del Cabanyal podían comprar en “la calle ancha de San Andrés, apoyado a la acequia de Gas. Han de dejar libres seis varas de ancho para tránsito de personas y carruajes”.


Acequia del Gas en el Cabañal. 1906

Actualmente avenida Mediterráneo desde la calle del Doctor Lluch

http://valenciadesaparecida.blogspot.com/2013/02/

Y los del Cap de França pueden acudir a “la plaza del puente de los Ángeles, a la parte de las casas junto a la de D.Vicente Zacarés”.


El puente de los Ángeles. 1796

http://maritimodevalencia.blogspot.com/2017/05/el-puente-de-los-angeles.html


Plano del Mercado

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A pesar de su precariedad, el mercado funcionaba con buen ritmo, y tenemos datos de los diferentes gremios de vendedores, que tratan con el Ayuntamiento los “encabezamientos” o contribución que debían satisfacer anualmente por el derecho de ocupar un puesto de venta. Se habla de cuatro gremios: vendedores de carnes; de vino, vinagre y aguardientes; de aceite y jabón y de nieve (que traían de cercanos ventisqueros, por la zona de Requena o de Utiel). Entre estos tratantes y expendedores de nieve -“nevateros”- encontramos a José Gosálvez Ramón, padre del alcalde y maestro de obras, que es nombrado por los otros ocho tratantes su representante o síndico.


Carnet para la venta de pescado

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Pero a partir de 1855, bajo la presidencia del alcalde Peregrín Cerveró, el Ayuntamiento concibe la idea de construir un mercado, en el lugar teóricamente reservado para edificar viviendas, entre las calles Reina, Barraca, Teatro y Justo Vilar. Era el año en que se estaban concediendo las primeras licencias para construir y urbanizar el nuevo Cabanyal. Pero, a pesar de todas las advertencias y amenazas, todavía nueve propietarios de solares en esa manzana, quizá por falta de fondos, no habían empezado a edificar, siendo así que tenían licencia concedida desde 1840.


Antiguo Mercado del Cabañal

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Para llevar a cabo este proyecto, el Ayuntamiento cuenta con un aliado de importancia: la Diputación Provincial, que le apoya decididamente, a la vista del tiempo transcurrido desde la primera concesión de 1840 y, sobre todo “vistas las razones de equidad y de conveniencia incontestables”. Paralizar unas obras apenas comenzadas (prácticamente los fundamentos de las viviendas) no puede resultar grave. En cambio, autorizar un mercado reportaría grandes beneficios a la totalidad del pueblo. Al fin y al cabo, los Ayuntamientos tienen “el dever de cuidar del sortido de comestibles para sus administrados y consiguientemente de proporcionarles sitio apropósito para el establecimiento de los mercados”.

Pero el Ayuntamiento, presidido por Vicente Barberá Bellido, aunque le había encargado el sencillo diseño a Bochons, ni siquiera le encarga a éste el proyecto, sino que busca una solución más asequible y, simplemente, se le encarga a un constructor llamado José Llorca Vidal, que a su vez le cede los derechos de la contrata a su hermano Pedro, “ingeniero mecánico”, que será finalmente quien construya el mercado.


https://valenciaplaza.com/els-mercats-del-cabanyal-i-el-grau-simbols-per-a-la-valencia-del-futur

Este mercado, que será el punto neurálgico del Cabanyal durante 89 años,era un rectángulo de 40’20 por 45 metros (1800 m²) y tenía tendrá 52 puestos de venta (casitas de vendeduría decían ellos) situados en el interior de un rectángulo que tenía tres puertas en la fachada Este o principal ,en la calle San Andrés, que luego se llamaría Escalante por haber nacido justo al lado el sainetero Eduardo Escalante tres en la fachada Oeste o calle Virgen de los Ángeles y una en las dos fachadas Norte y Sur. Cada una de las casitas tenía 7’8 m² y estaban edificadas en ocho tramos, dos a cada uno de sus lados. El precio de todo este mercado ascendía a 11.995 escudos, 400 milésimas (=29988 pesetas). Construido de acuerdo con los planes previstos, al año siguiente se comprueba la necesidad de cubrirlo con unos toldos. El Ayuntamiento le irá pagando la deuda a Pedro Llorca, a base del alquiler que se cobraba a los vendedores. La deuda puede cancelarse por fin en 1876, con la firma en nombre del Ayuntamiento de Vicente Viñes Roig.


https://valenciaplaza.com/escalante-el-seu-carrer-i-el-vell-mercat-del-cabanyal

Según la descripción de Ximo Díez, el mercado formaba aproximadamente un cuadrado con techo de madera sostenido por tirantes de hierro con dos largas cubiertas que lo atravesaban y rodeado de una pared en la que se abrían ventanas y puertas para acceder a las casetas del interior y con una espectacular puerta en arco y elegante, de un estilo renacentista que se cerraba por unas rejas, y que de esta forma mantenía al mercado totalmente aislado del exterior.


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En las dos esquinas que daban a la calle de Escalante existía lo que se conocía por Les Fregidores, donde desde muy temprano se confeccionaban diferentes bocadillos de tortilla, pimiento, longaniza, morcilla…, y que se servían a los trabajadores que a esa hora se dirigían al tajo. Como entonces los bocadillos con el pan actual no se conocían, se montaban en las olvidadas pataquetes que venían a costar alrededor de unos quince céntimos.En las dos esquinas que daban a la calle de los Ángeles, en la parte sur se encontraba la oficina del Repeso y en la que daba al norte el propio almacén del mercado.


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El interior del recinto se encontraba rodeado de casetas en las que se ofrecía la carne, las aves, el fiambre y en su parte central se situaban las verduras.Separado del resto y en el cuadrante central que miraba a la cercana plaza de la Cruz del Canyamelar se situaban los puestos del pescado, donde destacaban los simpáticos gritos de las vendedoras llamando a sus clientes.Las pescadoras exponían sus piezas rodeadas de hielo picado, que adquirían de la conocida fábrica de Terencio, que se encontraba a las espaldas del mercado en una calle paralela a la de San Pedro.


Todocolección

La especialidad del Mercado del Cabanyal fue siempre el pescado que vendía. Su calidad era de las más consideradas junto con el que se vendía en el Mercado Central, normalmente servido también por pescadoras del Cabanyal y que era apreciado de tal forma que incluso familias de la capital acudían al pueblo para adquirir sus piezas, pues contaban con la garantía de pescadores y pescadoras conocedores desde su niñez de la calidad de las mismas. Siempre se ha dicho que las gentes del Cabanyal y El Canyamelar saben, con sólo mirar los ojos de un pescado, garantizar su calidad y frescura.


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En el callejón que miraba al Canyamelar existía una conocida barbería y delante de la misma se situaban a vender sustanciosas hortalizas los labradores de las cercanas huertas de Alboraya o Museros, ventas que se efectuaban en forma directa, es decir del labrador al consumidor. En el mismo callejón solía montarse un puesto por la conocida familia de los Zamora, acreditados zapateros, que vendían alpargatas de esparto y unas muy solicitadas por su fortaleza que eran de lona reforzadas de cuero. Alrededor del mercado, sobre todo los jueves, se situaban diferentes tenderetes con grandes lonas para resguardarse del tiempo, que asemejaban barcas con vela latina, en las que se vendían y exhibían toda clase de productos».

Redactado por Antonio Sanchis Pallarés, basándose en sus dos libros de Historia del Cabanyal, con las inapreciables aportaciones de Joaquim Díez Pérez, Valencia y su patrimonio marítimo, Diputación, 2010, pp. 166-169 y de Josep Martorell Damià i Ricard Ferrer, Passejant el Marítim, ROM editors, València, 2012, pp. 102-104.

http://www.mercadocabanyal.es/

3 comentarios:

  1. Una puntualización: NO es punta de Francia, si no Cabeza por la traducción literal del Valenciano. Idioma y Lengua del Poble Nou de La Mar durante toda la vida, incluso hoy en dia. Els Barris eren: Cabanyal, Canyamelar i Cap de França. Separats per les respectives sèquies.

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  2. Muy interesante la historia de los barrios del Cabñal.

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  3. precioso reportsaje que nos hace conocer mucho mejor la historia de nuestros barrios, gracias

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