domingo, 17 de diciembre de 2023

El incendio de el Cabanyal de 1875

 El incendio de el Cabanyal de 1875

«Un nuevo zarpazo vuelve a rasgar la vida del Cabanyal el 30 de mayo de 1875. No sabemos si un niño jugaba con fuego, si a una mujer se le escapó una tea o si un hombre apagó mal su cigarro. Lo cierto es que de la calle San Roque 24 se propagó un fuego que fue extendiéndose como un abanico hacia el mar.


Como un terrible dragón, el fuego se fue alimentando de todas las barracas, empezando por los techos de paja y siguiendo por todos los enseres domésticos: sillas, camas, armarios, mesas y cuadros iban siendo devorados por la incontenible lengua roja agitada por el viento. 


Plano de la zona afectada

Cortesía de José Aledón Esbrí

El fuego dejaba al descubierto los “buques” de las barracas, de tronco de morera, para hundirlos después estrepitosamente, entre el humo de las pavesas y el acre olor a ceniza.



La Bomba. 4 de julio de 1875

El número de barracas incendiadas ascendió a 250; prácticamente el 75% de la barriada. Y si no se incendiaron más fue debido al denodado esfuerzo y a la desesperada imaginación de los marineros, que recurrieron a los bueyes de la calle San Telmo, o a los de Félix Lacomba, para evitar la completa propagación del incendio. Atando las cuerdas que encontraban a las barracas que todavía estaban intactas o que estaban al límite de ser devoradas por la horrenda falla, ataron el otro extremo a los bueyes, que, azuzados por los boueros, las hacían caer en medio de la hoguera, evitando que las llamas prendieran en las pocas barracas vecinas que se salvaron.


1858

El gobernador, Antonio de Candalija, la Real Sociedad Económica de Amigos del País y el Marqués del Campo colaboran decisivamente en la formación de la “Junta de Socorros para remediar las desgra­cias ocurridas con motivo del incendio que tuvo lugar en este pueblo en 30 de Mayo de 1875″. Quien preside la comisión es el Padre Luis Navarro.


Bando del Gobernador Civil de la provincia de Valencia






Dictamen de la Sección de Ciencias Sociales sobre la propuesta de D. Antonio Revenga y D. José Norberto Rubert para arbitrar los medios de atender a la reparación de los daños causados por los incendios en el Cabañal


La manzana comprendida entre las calles de San Nicolás (Padre Luis Navarro), Buenaguía (Barraca), y las travesías de la Marina y de Campos (que ahora se llama de Vicente Guillot, “el tío Bola”) era la que se encontraba en el centro de la vorágine. Todavía hoy algunos conocen como las casitas de Campo ese bloque que en su conjunto tiene forma de barraca, aunque tenga tejado de obra y haya ido modernizándose en su interior».

Historia del Cabanyal

Antonio Sanchis Pallarés

«El 31 de Mayo del año 1875, un voraz incendio se ha producido en el pueblo Marítimo del Cabañal, incendio que se inició en la calle de San Ramón próximo a la ermita de Ntra. Sra. De los Ángeles, y desde esta calle se propagó a las del Sol, Soledad, Reina Amalia, San Nicolás, Buena Guía y a la de la Alameda que da frente al mar, siendo la última barraca incendiada la conocida por la de La Fustera, en la citada calle. El fuego impulsado por el fuerte viento del norte, recorrió con rapidez por todas estas calles nombradas, de tal suerte, que a las 12 y cuarto todo el espacio que media desde la Acequia de la Cadena a la de la Virgen de los Ángeles presentaba el aspecto de una inmensa hoguera alimentada por las 200 y tantas barracas que han sido destruidas por el fuego. Los infelices habitantes salían corriendo huyendo de sus incendiadas viviendas dando gritos, sin que pudieran salvar nada más que la ropa que llevaban puesta.



La Correspondencia de España. 31 de mayo de 1875


El Siglo futuro. 31 de mayo de 1875

Las Autoridades que se presentaron en el acto, ordenaron que las bombas de la Capitanía del Puerto y talleres, funcionaran en tanto que llegaban las brigadas de bomberos, que con toda rapidez se trasladaron con todo el material disponible.

Tanto los habitantes del pueblo como los ingenieros marítimos prestaron su auxilio hasta la llegada de los bomberos. Mientras se habían presentado todas las Autoridades de Valencia para dirigir los trabajos de Salvamento, ordenando el derribo de un gran número de barracas con el objeto de cortar el fuego, trabajo difícil que se llevó a cabo por medio de cadenas tiradas por los bueyes que prestan el servicio de sacar y meter en el mar las barcas de pesca.



La Época. 31 de mayo de 1875

Mientras, el Sr. Gobernador, dispuso se inundaran de agua dicho espacio por medio de las acequias que fueron abiertas. El Sr. Gobernador D. Antonio de Candalija, resultó herido al salvar a una pobre mujer. 


La Correspondencia de España. 31 de mayo de 1875

También han resultado heridos varios habitantes del pueblo. Las fuerzas de la Guardia Civil, Carabineros y Ejército, se presentaron en fuertes destacamentos, auxiliando muy eficazmente a la Autoridad y prestando un gran servicio en la custodia de efectos. Unas doscientas familias han quedado en la calle sin tener ni donde meterse y quedando en la más completa miseria. Este hecho por desgracia no es el primero que ocurre en el Cabañal, pues el 21 de Febrero de 1796, también se quemaron unas 88 casas, en cuyos solares sólo se edificaron alquerías. Dice la prensa:

“¡¡Quiera Dios que esta última lección sea más eficaz que las anteriores y bastante para que desaparezcan por completo esos antiguos restos de construcciones moriscas!!"

Las causas del incendio, según la versión más verídica, fue la siguiente: En el corral de la barraca situada en la calle de San Ramón y conocida por la de la “Llengua”, estaba ésta haciendo la colada para la cual ardía una pequeña hoguera de leña; la fatal coincidencia de estar suelto por dicho corral un cerdo, que esparció las pequeñas astillas del combustible, hizo que el fuego se comunicase primero a un cañizo y después a la cubierta de la barraca, que a los pocos momentos no era sino un montón de escombros. Sin el fuerte poniente que soplaba, el incendio hubiese sido dominado con prontitud, pero el viento lo comunicó a la barraca de enfrente, y de ésta, pasó a las demás.


La Publicidad. 31 de mayo de 1875

El Gobernador Civil, ha lanzado una proclama pidiendo la ayuda del pueblo de Valencia, para lo menos las 300 familias que han quedado materialmente en la calle, y que de momento cuenta con la de sus convecinos, esperando que el Gobierno de S.M. acuda en ayuda de todos estos desgraciados. De toda España se han abierto suscripciones para la ayuda de los damnificados de este desgraciado incendio y se va a empezar la construcción de casas en lugar de las barracas que antes existían en aquel pueblo.




La Correspondencia de España. 1 de junio de 1875



El Eco de Cartagena. 2 de junio de 1875



El Globo. 3 de junio de 1875



El Globo. 10 de agosto de 1875

El 28 del mismo, a las 5 de la tarde, se va a inaugurar solemnemente el empiezo de las obras que van a sustituir a las incendiadas barracas del Cabañal. Al acto están invitadas, según noticias, las Autoridades. Una banda de música las amenizará. El Señor Gobernador de la provincia, parece colocará la primera piedra. Se nos asegura, que los presidiarios cumplen también con su obligación, que sus superiores tienen con ellos varias atenciones, hasta la de dejarles tomar el baño antes de ponerse a trabajar, sin descuidar, por supuesto, la exquisita vigilancia de que deben de ser objeto».

La València marítima

José Huertas Morión

El Padre Luis Navarro

«Un día hubo un incendio muy grande en el Cabañal [posiblemente se refiera al incendio del 30 de mayo de 1875]. Las barracas ardían como si fuesen de papel y la gente corría chillando sin saber dónde ir… 




El Padre Luis Navarro

Como no había bastante agua, don Luis se metió en la acequia de Pixavaques  [la que separaba el Cabanyal del Cap de França] que estaba muy honda, con sotana y todo. Iba llenando pozales de agua sucia y los pasaba a unos hombres que formaban fila y que se los iban dando unos a otros, hasta echarlos en medio de las llamas… Aquello duró toda la noche… 

Muchas personas lo habían perdido todo. Don Luis, que siempre había dado muchas limosnas, llamó a toda aquella gente y le repartió todo lo que tenía…».

José Aledón Esbrí


Las casitas de Campo

«Han sido visitadas las elegantes casitas construidas por el Sr. Campo en el Cap de Fransa, y que han sido regaladas por este gran financiero a las familias que perdieron sus viviendas en el incendio ocurrido en el Cabañal. 

Hay en ellas, gusto en la construcción, comodidad en su repartimiento interior y todo, en fin cuanto necesitan para que, sus ayer atribulados habitantes, se encuentren ventajosamente compensados en su desgracia».

La València Marítima

José Huertas Morión

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