domingo, 26 de marzo de 2017

Sissi, extraña turista en el Puerto de Valencia

Sissi, extraña turista en el Puerto de Valencia

«La emperatriz Elizabeth, esposa de Francisco José, pasó los últimos días de 1892 en Valencia, en un viaje de incógnito.  No aceptó recibir a las autoridades y se dedicó a paseos solitarios, visitas turísticas y compras de objetos típicos.


La emperatriz Sissi 

Franz Xaver Winterhalter

Wikipedia


El joven emperador Francisco José en 1851 luciendo medallas militares 
y la banda de la Orden de María Teresa

Johann Ranzi

Tres días y medio fue cuanto pudo permanecer en Valencia la emperatriz Elizabeth, la Sissi casada con el emperador Francisco José de Austria-Hungría, durante una extraña estancia de incógnito como turista en Valencia en los últimos días del año 1892. Inquieta, silenciosa, la popular Sissi, la bella Sissi de las películas edulcoradas, partió de Valencia muy pronto. Aunque tuvo tiempo de visitar la ciudad histórica, hacer muchas compras, viajar en el tren de vapor que los valencianos llamaban “El Ravachol” y dar largos paseos solitarios por el puerto. Su obsesión solo era una: pasar inadvertida, ocultar su fama de emperatriz.



El Ravachol

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=370996&page=69

No es posible pasar desapercibido cuando uno llega a un puerto como el de Valencia, que en el lejano diciembre de 1892 estaba sensiblemente destartalado, a bordo de un yate imperial de tres mástiles y dos chimeneas, con potentes ruedas de paletas, bastante más grande y poderoso que el que había traído años atrás a la reina Isabel II a Valencia.


http://ruizcavallaro.xoom.it/comemorativa_centenario.html

El “Miramar” era un buque de la Marina imperial austro-húngara, con base en Trieste, que cumplía la misión de llevar a la emperatriz Sissi en un constante deambular por el Mediterráneo y el Atlántico. Ciento sesenta y siete tripulantes atendían los menores deseos de una dama llena de caprichos y rarezas, capaz de hacerse atar al mástil en medio de una tormenta cuanto el buque seguía, en las inmediaciones de la isla de Corfú, la misma singladura que Ulises había hecho en su Odisea.


El viaje de Sissí



El "Miramar"

http://vidamaritima.com/

Las Provincias, el 28 de diciembre de 1892, llevaba en portada una información sobre la estancia de la emperatriz en Mallorca. Probablemente ya se sabía en la redacción que la famosa Sissi llegaba ese día a Valencia. A las ocho y media de la mañana del Día de los Inocentes, el enorme buque, comandado por el capitán Wathel, echó el ancla en medio de la dársena que hoy es de la America´s Cup, la única instalación disponible cuando se estaban construyendo todavía, con obra fija, los muelles de la Aduana, donde actualmente están las bases de Luna Rossa y BMW Oracle.

La redacción del periódico tuvo buen cuidado de respetar una cláusula informativa básica: la visita era privada y de incógnito. No se le daba, pues, tratamiento oficial, lo que no quiere decir que no se le dieran a los lectores todos los detalles posibles. Así sabemos que la emperatriz Sissi visitó por la mañana la Fonda de España, en la plaza de Castelar, que vio varias habitaciones pero no tomó ninguna, que pidió un intérprete en el hotel y que en su compañía visitó la ciudad.


Fonda España

http://solerdos.blogspot.com.es/

Recorrió la calle de San Vicente, la plaza de la Reina y la calle de Zaragoza; visitó la Catedral, la basílica de la Virgen y también la Lonja. Y conoció por fuerza el bullicioso mercado callejero situado delante del edificio gótico.


Plaza del Mercado

Valencia en 1888 

Archivo José Huguet

Visitó también la Aduana (hoy Tribunal Superior de Justicia y entonces Fábrica de Tabacos) y los contiguos jardines de la Glorieta. Como estaba muy cerca, recorrió la Feria de Navidad instalada en el Llano del Remedio, hoy avenida de Navarro Reverter.


http://valenciadesaparecida.blogspot.com.es/2012/04/


Feria de Navidad en el Llano del Remedio. 1908

http://solerdos.blogspot.com.es/

Los comerciantes quieren ser nombrados

En el periódico del 30 de diciembre, Las Provincias informa que la emperatriz Sissi había sido vista paseando por los muelles, por entonces nada románticos ya que estaban llenos de bloques para las obras. Después tomó el tranvía de vapor, el popular “Ravachol”, acompañada siempre de un joven y una dama, y llegó hasta el edificio de la Audiencia, que era el actual Palacio de la Generalitat, en la calle de Caballeros.

Más tarde hizo unas compras. Sin identificarse, ocultando incluso el rostro, con la mayor discreción. Cuando el diario informó que había estado en una Platería de la zona de la plaza Lope de Vega, en la que había gastado 200 pesetas en los collares y agujas de moño típicos de las labradoras; cuando anotó nuestro redactor que había estado en la fábrica La Ceramo comprando cerámicas de reflejo dorado, el director recibió de inmediato los recados de otras tiendas que también habían contado con su presencia y querían salir nombradas en los papeles.


Platería en la plaza Lope de Vega

Francesc Jarque


La Ceramo en 1905

Archivo de José Huguet

Al día siguiente, con corteses explicaciones, Las Provincias dijo que informaba de lo que sabía; y que ahora podía añadir que Sissi había comprado también una manta típica de labrador, que había adquirido cerámicas de Ros y Urgell, que se la había visto en el conocido Bazar de Janini y que había querido ver el Gigantón de Arruche, en la calle Lope de Vega, el popular reclamo comercial de una tienda de aquella Valencia antañona.


Calle Zaragoza donde estaba el Bazar Janini

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En el coche de Domenech

Al regresar el día 29 de diciembre el puerto a bordo del siempre humeante y nada limpio Ravachol, el director de la Compañía de Tranvías, Federico Domenech, miembro de la familia propietaria de nuestro periódico, ofreció a la emperatriz Sissi su propio coche. Le estaba esperando en la subida del puente del Mar, que entonces no tenía escalones sino una rampa donde el trenecillo solía jadear lentamente. En realidad ese fue el único contacto cortés y semioficial que la ilustre dama tuvo en Valencia: porque aceptó la invitación y con sus acompañantes se dejó llevar hasta la Escala Real del puerto en el coche del señor Domenech.


Puente del Mar en 1897

http://www.jdiezarnal.com/valenciapuentedelmar.html


Escalera Real

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El 30 de diciembre hizo mal tiempo y Sissi no bajó a tierra por la mañana. El periódico Las Provincias informó de lo que se sabía: de la discreta vigilancia que el gobernador había mandado poner en el muelle de Poniente, de la llegada del corresponsal del diario “Zeitung” de Viena y de los frustrados intentos de las autoridades por presentar sus respetos a la ilustre señora, que seguían rechazando los ayudantes en función del carácter incógnito de la turné imperial. Solo el cónsul del imperio Austro-Húngaro pudo subir a bordo del “Miramar” a presentar sus respetos y cortesías».

Francisco Pérez Puche. Las Provincias. 28 de junio de 2007


domingo, 19 de marzo de 2017

El tranvía de los jubilados

El tranvía de los jubilados

«Estaba situado en medio de la arena, enfrente del Sanatorio de Nuestra Señora del Carmen, cerca del monumento a Sorolla.


Cortesía de Tequín Iglesias




https://www.facebook.com/groups/josoc/

Pepe Raga utilizó los tablones de unos bancos inservibles para formar el sendero que facilita la entrada al tranvía. También ha plantado geranios, piteras y adelfas en esa tierra de escombros donde es imposible que germine una mata. Él confeccionó, cosiendo miles de junquillos, las persianas del famoso tranvía. Con clavitos y plástico forró las dos mesas de cocina en torno a las cuales se citan los jugadores del "truc". A él se debe la decoración del vehículo: almanaques con guapas muchachas, reproducciones de Sorolla y postales que han pegado sobre una orla de color.


Luis Vidal

También se ocupó del retrete. Le debió dedicar muchas horas, porque hundir en la arena un depósito de 500 litros, no es pequeña tarea. El orificio queda a ras del suelo, y las estacas velan cualquier silueta».

Valencianos de la mar

María Ángeles Arazo

Luis Vidal

domingo, 12 de marzo de 2017

La Virgen en el Marítimo

La Virgen en el Marítimo

Con motivo del 25 Aniversario de la Coronación de Nuestra Señora de los Desamparados, se celebraron fiestas en su honor. Éstas comenzaron el 25 de Abril y cada día la Virgen visitaba dos parroquias de la ciudad incluidos nuestros Poblados Marítimos.


En la dársena del puerto

http://ateneomusicaldelpuerto.net/

Así nos cuenta Antonio Sanchis Pallarés, en su libro "Historia de la Malvarrosa", su visita a La Malvarrosa y a la huerta de Vera:

«El recorrido de la Virgen por la Malvarrosa fue un constante clamor. El domingo 30 de Mayo salió de la Parroquia de los Ángeles a las cinco de la tarde. Bordeando el mar del Cabanyal, con el sol en todo lo alto, pasó primero por el Asilo del Carmen en el que, según el cronista, "entre tantas tristezas que recuerdan el purgatorio, se adivina como en parte alguna el cielo"


En la UNL

http://solerdos.blogspot.com.es/


La Virgen de Los Desamparados entrando en los astilleros. 25 aniversario de la coronación. 1948

Luis B. Lluch Garín
 

Luis B. Lluch Garín 

De ahí al Sanatorio de la Malvarrosa, llevando las andas muy bajas "para que los enfermos sintieran muy junto a ellos la mirada buena de esta Mareta"

Ya eran las ocho de la tarde cuando llegó al Asilo - Hospital de San Juan de Dios. "La Virgen llevó a cada camita el rayo de su mirada que es más tibia, más dorada y más saludable que la del sol mismo"

Después se internó por los caminos de la huerta. Eran ya las nueve y media de la tarde cuando la feligresía de Vera recibía a la Patrona con transportes indescriptibles de júbilo.

"Quien los había de dir que la Mare de Deu había de vindre per els camins de Vera"


En la fábrica de Cervezas El Águila

Ya muy avanzada la mañana, se cobijó durante unas horas en la ermita del Molí de Vera. Al salir de nuevo al camino de Vera, hasta los postes de la electricidad se adornan con palmas y murta. El crepúsculo avanza y en las alquerías se encienden bengalas.

 
(...) El lunes 31 de Mayo la Virgen ha salido a visitar los lugares más significativos del barrio: la Clínica del doctor Segura, el Colegio Internado, la Escuela de Flechas Navales y la Papelera.
 

Clínica del Doctor Segura
 
Calle Vicente la Roda. La Malvarrosa 
 

Colegio Internado Malvarrosa 
 
http://lamalva-rosaenblancinegre.blogspot.com/
 

Flechas Navales a la derecha
 
Avenida de la Malvarrosa
 
http://lamalva-rosaenblancinegre.blogspot.com/
 

La Papelera al fondo 
 
http://lamalva-rosaenblancinegre.blogspot.com/



La Mare de Deu dels Desamparats l’Alqueria del Saco (Senent)

Al anochecer, la Virgen se dirige al límite parroquial (...) donde el pueblo de Benimaclet se hará cargo...»

Historia de la Malvarrosa

Antonio Sanchis Pallarés
 

domingo, 5 de marzo de 2017

Las casitas de la Patacona

Las casitas de la Patacona

La Colonia Mar y Sol tiene su origen en las casitas desmontables que se instalaban en la playa de Nazaret.




Nazaret

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«En la zona en cuestión se asentaba una colectividad que construyó una insólitas casitas de madera para las que tan solo se requería el permiso de la Comandancia Militar de Marina; con ello se buscaba un veraneo económico, huyendo del agobiante calor de la ciudad.


http://juanansoler.blogspot.com.es/


Paco Ferrer




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Archivo de Rafael Solaz


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Era curioso contemplar esta colonia de casitas, que más bien parecían sacada de un cuadro o un film surrealista, alineadas perfectamente y pintadas caprichosamente de vivos colores, aunque prevalecía el gusto barroco.



Francesc Jarque

 


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Francesc Jarque



Caseta de la Patacona Alboraya, junto a la Malvarrosa, años 70

"No más de 5 o 6 metros cuadrados, de pura madera. El espacio justo, para una cama de matrimonio y unas literas. El suelo y el techo del mismo material. 

En los años anteriores, se montaba y desmontaba para su uso en la temporada estival y luego todo al almacén. Todo un espectáculo de sonidos, serruchos, martillazos... Clavos de todos los tamaños, por doquier. Se tenía que construir como el "Exin Castillos", pieza a pieza. Aún puedo percibir el olor del aguarrás y de la pintura sintética (posiblemente Bruguer o Titanlux), con la que año tras año se le daba una mano, que capa tras capa se iba acumulando en la madera como si de la piel de una cebolla se tratara. Un barrote blanco y otro verde, nada que ver con los colores del Betis. Más bien verde esperanza y blanco pureza. 

Por el paso del tiempo, y una vez ubicada en su emplazamiento definitivo, vino la ampliación.  Una nueva habitación, cocina y como no, un retrete diminuto. Para ducharse, un barreño en el corral trasero. La iluminación con lámparas de queroseno y algunos cirios. Luego llegó la luz de 125 voltios, todo un lujo.   

En definitiva, ahí disfruté de mi infancia. Lo recuerdo con cariño y algo de melancolía".

Subidas por Roberto Abad a VAHG

Pequeños jardines a la entrada de dichas casitas acogían plantas entre las que destacaban los geranios y las murcianas. Sus moradores vivían felices y configuraban una muy particular comunidad que llegado el mes de agosto programaban todo tipo de festejos, verbenas y se alternaban campeonatos diversos.


http://librodenotas.com/




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Paco Ferrer. 1984

Como quiera que no existe la perfección, aquí también se rompía el idílico ambiente con una acequia que desembocaba en la playa, muy cerca de la casitas, amontonando maderas con algas, frutas podridas y todo tipo de desperdicios que, en fuertes días de calor impregnaban el aire con un hedor insoportable; a ello también se debía unir la presencia en la propia arena del hormigón, tan de moda en esa época en nuestra ciudad, que afeaba el entorno y disminuía el espacio frecuentado por los bañistas.

Era el precio que había que pagar por la modernidad que ya, entonces, se acercaba a la Patacona.

El posterior resultado todos los sabemos.»

Manuel Andrés Ferreira


«El libro La colonia de pequeñas casas de madera pintadas de vivos colores se llamaba Mar y Sol, y se extendía más allá de la acequia de Vera, donde la playa de la Malvarrosa se hermana con la de Alboraya. Su recuerdo ha surgido ante el título del último libro de Saramago: , porque ahora ya está olvidada totalmente por los jóvenes, hasta por los que fueron de madrugada a unas cabilas, donde servían copas esperando la salida del sol; momento mágico pero en el que estaban todas las parejas entretenidas.

El conjunto de casitas sobrepasó largamente el centenar; se afianzaban en lo que fueran parcelas de campesinos alborayenses, utilizadas para extraer arena con destino a las cuadras de las caballerías, arriendo por el que percibían de 30.000 a 60.000 pesetas anuales.


Generalmente, la vivienda era de una sola planta y porche para protegerse en su sombra en los meses tórridos del verano. Con tejado a dos vertientes, puerta central y dos ventas rectangulares, en su gran mayoría, estaban cercadas por una valla blanca y azul o solamente blanca, que remitía a las postales antiguas de las Arenas. No resultaba extraño que en la colonia perviviese reminiscencia del modernismo popular, ya que su origen se remontaba a la posguerra o poco mas; tiempo en que los niños que padecían tuberculosis ósea eran tratados en el sanatorio de la Malvarrosa y se les exponía en las terrazas, a tomar el benéfico sol. Fueron los padres de esos niños quienes idearon levantar las primeras casas, muy próximas al sanatorio y equidistantes de la flotilla de pescadores y de los merenderos con guirnaldas de (bacalaos secos después de la salmuera), a los que acudían familias modestas y bulliciosas que llegaban en el , para cobijarse bajo el umbráculo de cañizos y pedir una fuente de ensalada, limonada y vino.


Generalmente, la vivienda era de una sola planta y porche para protegerse en su sombra en los meses tórridos del verano. Con tejado a dos vertientes, puerta central y dos ventas rectangulares, en su gran mayoría, estaban cercadas por una valla blanca y azul o solamente blanca, que remitía a las postales antiguas de las Arenas. No resultaba extraño que en la colonia perviviese reminiscencia del modernismo popular, ya que su origen se remontaba a la posguerra o poco mas; tiempo en que los niños que padecían tuberculosis ósea eran tratados en el sanatorio de la Malvarrosa y se les exponía en las terrazas, a tomar el benéfico sol. Fueron los padres de esos niños quienes idearon levantar las primeras casas, muy próximas al sanatorio y equidistantes de la flotilla de pescadores y de los merenderos con guirnaldas de (bacalaos secos después de la salmuera), a los que acudían familias modestas y bulliciosas que llegaban en el , para cobijarse bajo el umbráculo de cañizos y pedir una fuente de ensalada, limonada y vino.


Como los merenderos, las casas de madera se desmontaban en el otoño, con las primeras tormentas que dejaban en la orilla frutas podridas, algún pez muerto, un zapatito de bebé y muñecas rotas.


Alboraia Memòria Gràfica

Todo desapareció. Las urbanizaciones y ordenaciones de suelo pusieron punto final. Y las casitas de madera tuvieron que desmontarse para siempre.

Pequeña memoria, dije».

María Ángeles Arazo

Las Provincias. 12 de septiembre de 2006


Ultimos dias de las casitas de madera. 2003

Paco Ferrer

Fotografías sin indicación:

https://www.facebook.com/Historia-del-mitico-barrio-de-la-Malvarrosa


https://www.facebook.com/groups/josoc/?fref=ts


https://www.facebook.com/groups/649323295152306/?fref=ts


El Cristo del Salvador

  El Cristo del Salvador «Cargados de tradición e historia, la devoción popular festeja el 9 de noviembre a dos Cristos marineros con la mis...