El Mercado de Natzaret
«Lo construyeron con carácter provisional, pero la política paternalista, como las promesas, duran muy poco y el proyecto de ser mejorado y ubicado en mejor lugar quedó en el olvido, y tuvo que resistir a base de algunos parches después de harto reclamarlos.
«Para hablar del Mercado, hemos de ir de la mano de Juan Castaño. Antes de hablar del mercado actual. Castaño nos sitúa entre los años 1920 y 1930, cuando en el barrio existían ya cinco hornos, 8 tiendas de comestibles, 2 carnicerías y venta ambulante de verduras por parte de las propias labradoras con su cesta al brazo, y de leche, con la vaquera ordeñando la vaca ante su clientela.
Sería la Tía Salvaora (Salvadora Ferreira) la que fuera dando forma a un esbozo de mercado, ya con emplazamiento fijo en la calle Mayor, en un solar cedido por Rafael Teruel el tollinero (ocupado hoy por el edificio de la calle Mayor, 71), donde en principio lo que predominaba eran las frutas y verduras que ofrecía al público con su inconfundible gracejo. Ahí instaló un rudimentario barracón, y a ese mismo solar se iban incorporando carnicerías y pescaderías, sin que eso eliminara la venta ambulante.
Con el advenimiento de la República en 1931, ya hubo un primer conato de darle más estabilidad al mercado, que se pensó instalar en una zona semi ajardinada donde durante la guerra se construyó el refugio antiaéreo, pero los propietarios del terreno (familias Monforte y Sancho) no estaban por la labor. De modo que, en 1931, por iniciativa de la Comisión de Mercados del Ayuntamiento, se trasladó, todavía muy en precario, a la zona de la actual calle Fontilles, originando un gasto de 8.146,16 pts. Ahí fue funcionando con muchas carencias. En realidad, sólo se componía de una nave con techumbre y algunas mesas fijas de mármol para puestos de verdura y pescados, con el exterior descubierto a los cuatro vientos, a donde la Tia Salvaora y los demás vendedores trasladaron sus propios puestos, aunque se les impuso la condición de que construyeran casetas de madera uniformes.
De todos modos, este mercado no era el único centro de venta del barrio, pues además de los comercios habituales, como ultramarinos, verdulerías o carnicerías era muy habitual la venta ambulante, especialmente activa en los meses de verano.
A Enrique Sancho Rioja, por ejemplo, se le había concedido libre tráfico de higos con destino a la fabricación de arropes en el local que tenía en la llamada zona libre del Camino de Natzaret, conocida como Sanghais.
Hay también un listado de permisos concedidos por la Comisión de Mercados a varios interesados que ejercen diversas actividades, como reparto de pan en triciclo, conducción de leche a brazos, la llamada “ambulancia” o transporte de agua en cairo, o reparto de ultramarinos en bicicleta. A Josefa Gimeno Tatay se le concede permiso para “ambulancia” de leche envasada a brazos, por el poblado de Natzaret, con pago de un arbitrio de cinco pesetas por mes, desde 1º del actual.
El mercado, después de algunas remodelaciones, prácticamente no adquiriría su actual forma hasta 1993».
Natzaret entre la mar i l'horta
Ramon Arqués Grau
Antonio Sanchis Pallarès
https://drive.google.com/file/d/197Gi9W09H6WV-co6zpBaaeQNmihZKtTy/view
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